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martes, 28 de marzo de 2017

TRAPPIST


Trappist-1

Trappist-1 es una estrella roja mucho más fría que el Sol. Por eso, la cercanía de sus planetas les asegura una temperatura soportable y compatible con la existencia de agua en estado líquido. Eso es bueno. Pero esa misma cercanía hace más probable que estén bloqueados por fuerzas de marea, presentando siempre la misma cara a su estrella, igual que hace la Luna con la Tierra.a: Una cara del planeta siempre iluminada y cálida, mientras que la otra estaría en una oscuridad perpetua. La única zona habitable sería la intermedia, una franja más o menos estrecha entre la noche y el día. Aunque tampoco resultaría agradable vivir ahí porque probablemente las diferencias térmicas entre uno y otro hemisferio provocan vientos huracanados.




Eso, sin contar con que Trappist-1, como la mayoría de estrellas enanas rojas emite de cuando en cuando intensos fogonazos de radiación que alcanza de lleno a planetas situados tan cerca. Haría falta que estos estuviesen protegidos por un campo magnético y una atmósfera medianamente densa, como la Tierra.



Cuando entren en servicio los nuevos telescopios (espaciales y también en tierra), será posible intentar analizar la composición de esas atmósferas. El mero hecho de que existan ya sería una buena noticia. Y si en ellas se detectan trazas de metano u oxígeno aunque fuera en ínfimas cantidades, los argumentos a favor de la vida se verían muy reforzados. No porque unas minúsculas trazas de oxígeno fueran respirables sino porque su mera presencia significa que algo lo está produciendo.

En mi opinión, yo opino que sí hay vida en otros planetas porque el espacio es muy grande y con que haya un microorganismo o una planta u otro ser vivo ya es un avance tecnológico y astrológico.
O como la mayoría de satélites de Júpiter o Saturno. Eso es malo, y es malo porque supondría contrastes de temperatura.

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